‘ME TIRÉ POR VOS’

El caótico antes y después del momento en que Charly se tiró del 9º piso

Las efemérides solo recuerdan los segundos en que García caía a la pileta del Hotel Aconcagua, pero los detalles del episodio influyeron en su decisión de poner en riesgo su vida.
lunes, 7 de junio de 2021 · 16:49

Una de las escenas del rock argentino que fanáticos de la época Say No More de Charly García siempre rememoran extasiados, es la vez que se tiró del noveno piso del Hotel Aconcagua de Mendoza. Para los medios mainstream, el episodio válido de contar, solo es el momento de la caída,  deteniéndose apenas un poco en el contexto del antes y después de la historia que duró 4 noches. En una entrevista radial de 2017, Fernando Szereszevsky, por aquel entonces manager del creador de Yendo de la Cama al Living, contó con exquisitos detalles, los sucesos de interminables noches sin dormir, que fueron gestando el acto más representativo que realizara una estrella del rock criollo.

Para llegar a ese instante del 3 de marzo del 2000 en el reconocido hotel mendocino,  hay que remontarse dos noches antes, cuando el ex Seru Giran se presentó en el Estadio Malvinas Argentinas junto a Mercedes Sosa y Nito Mestre en el marco del ciclo de recitales gratuitos ‘Argentina en Vivo’.  ‘Cuando Charly tocaba con Mercedes, se comportaba como un señor’ acotó Szereszevsky, dejando claro que el espectáculo salió perfecto. Luego, el ahora manager de Juanse, retomó el relato de la anécdota, comentando que luego de cada show, a García le gustaba ir a comer algo y especialmente a bailar.

Terminado su compromiso artístico, García llegó a un boliche gay del centro mendocino, el cual habían cerrado, para dejarlo en exclusivo para el, su comitiva y allegados del mismo local nocturno con curiosidad en experimentar lo que era una noche con Charly García. En un primer momento hubo baile, luego llegó la ansiada cena en una pista contigua a la mayor, y fue ahí donde se dio el primer acto de una escena plagada de caos, Rock & Roll y exacerbación policial y mediática.

Mientras el músico cenaba, afuera del local una señora con pocos ánimos de ser amable pedía una foto con él, pero su manager no quería molestarlo, puesto que ya había posado con todos en el lugar. Ante la insistencia en la puerta, Szereszevsky salió convencido de que calmaría las aguas, y le explicó a la mujer la situación, además de prometerle que al finalizar la comida, su ídolo le concedería el deseo. ‘¡Yo quiero sacarme la foto ya! ¿Sabés por qué no se quiere sacar la foto conmigo?, ¡Porque soy vieja y gorda!’, vociferó la hasta entonces aparente fanática más. El manager dio media vuelta y volvió a donde estaba la comitiva restándole importancia

Fue entonces que alrededor de las 4:30 de la madrugada, en plena pista de baile donde García y sus amigos la pasaban bien, irrumpió la mujer enojada y con un vaso en alto gritó: ‘¡Charly no te quisiste sacar la foto conmigo!’ y acto seguido se lo partió de un golpe en la frente. Él se tocó, se vio sangre, pero la rápida y atinada respuesta de Szereszevsky fue anticiparse a un escándalo del músico. Lo tomó del brazo y se lo llevó al vehículo rumbo al hotel. A las espaldas de ambos, una revuelta se desarrolló, pero ellos ya estaban en la calle.

Plena madrugada, a las cinco y Charly seguía enérgico, misma situación para las seis, pero a las siete se calmó, y su manager decidió ir a su habitación a descansar, luego de una larga y ‘algo accidentada’ noche.  A las ocho de la mañana sonó el teléfono de la habitación, un Szereszevsky odioso contestó. Desde la recepción le avisaron que la Policía buscaba a García y que estaban insistentes.  Nueve de la mañana, ante los reiterados llamados el manager bajó y se puso al tanto de la situación, por lo que tomó dimensión de lo que se venía.

Con un despliegue de policías exagerado para una sola persona y una decena de medios hambrientos de registrar el momento exacto, a Charly se lo llevaban preso. La situación era compleja, la agresora del músico lo había denunciado porque alguien, quizás algún allegado o la seguridad del lugar,  le provocó un traumatismo de cráneo partiéndole una silla en la cabeza en medio del revuelo la noche anterior.  A esa altura, todo a Szereszevsky le parecía una escena de película de terror, según relató.

La discusión se extendió entre el manager y la Policía hasta el mediodía. Los efectivos mendocinos, sin que el manager pudiera retenerlos, subieron hasta el noveno piso que un día después entraría en la historia. En la puerta de la habitación del creador de Clics Modernos, se amotinaron a la espera de verlo salir para esposarlo. Todas las características de un show mediático. Más de 30 efectivos, y el Jefe de la Policía de Mendoza que le aseguró a Szereszevsky, que no se les podía escapar.

Charly ya enterado de la situación, se alteró sabiéndose totalmente impune de la acusación. Deambulaba nervioso por la habitación. En un momento asomó la cabeza y le pidió a su manager que lo contacte con Carlos, su abogado. Sin dar más vueltas García solicitó el amparo del ala del por aquel entonces muy amigo y ex presidente, aunque todavía con mucho poder, Carlos Menem.

Cuando por fin Szereszevsky logró dar telefónicamente con Menem, que estaba jugando al golf en Ascochinga, Córdoba,  empezó a ponerlo al tanto de la situación, el icónico político ya estaba enterado de todo, pues todo era noticia nacional. ‘Pasame con Charly’, pidió el diez años presidente de la Argentina, y en una breve conversación,  el riojano le recomendó a su amigo que fuera hasta la comisaría para no alargar todo, firmara unos papeles y se tomara el primer vuelo que lo alejara de la ‘Mendoza Fatal’, alterada por su presencia.

Mientras el manager despedía agradeciéndole al ex presidente la ‘gran mano’, el Jefe de la Policía lo miraba incrédulo, y resolvió sin vueltas sacarle el teléfono y preguntar quien estaba del otro lado de la línea: ‘Soy Carlos Menem’.  Al alto mando de la fuerza mendocina, se le alteró todo el sistema nervioso. ‘Sí presidente, no presidente, nadie le hizo daño, lo vamos a cuidar’. Y fin de la llamada. Charly y Szereszevsky lograron salir sin que al músico lo esposaran. En movilidad propia con destino a la seccional.

Otro escenario era el de la Comisaria, en donde García se sacaría varias fotos en oficinas donde inventaban pretextos para tener una instantánea con el ícono nacional. El manager contó que en la última oficina, esperaba un policía obeso que miraba Charly fijamente.

-Este es el último papel que tenes que firmar y nos vamos

-¿Viste que me mira fijo el milico?

El breve cruce de palabras entre ambos le pareció que podía venirse un momento poco feliz que tiraría todo por la borda y así lo fue. El Policía lejos de ser amable como sus compañeros de comisaría, le dijo: ‘¿Viste putito que todos somos iguales ante la ley? ¡Mirá dónde estás sentando!'. El ex Sui Generis se paró, se le tiró encima, y lo agarró del cuello, para luego zamarrearlo y gritarle: ‘¡Policía pobre de Mendoza, mírame las manos, yo soy Charly García, vos sos un Policía pobre de Mendoza, eso te pasa por no estudiar, yo no soy igual que vos!'.

‘Vámonos,  ya me importa una mierda el papel’, le ordenó a su manager García luego de terminar de ‘poner en su lugar’ al mendocino.  ‘Ármame un show en Mendoza, quiero tocar’, volvió a dar órdenes, pero Szereszevsky lo calmó, o eso intentó. En la traffic de regreso al hotel Charly miraba al frente fijo repitiendo, ‘Yo no soy igual a vos, yo no soy igual a vos’, aseguró el cansado manager.

Luego de una noche de descontrol  en su habitación del noveno piso, Charly continuaba alterad alterado.  Con la esperanza de subir en pocas horas a un avión para Buenos Aires, Szereszevsky acompañado de asistente de escenario del músico, Gabriel Galen, estaban sentados en el balcón mirando la pileta. De pronto se acercó García y tiró un peluche que cayó en el agua, para seguir dando vueltas en la habitación. ‘Yo lo mire a Gabriel y le dije, está muy mal’.

El culmen de tres noches de escándalos, e idas y vueltas  estaba gestarse. La decena de medios seguía en la puerta del Aconcagua, con las cámaras fijas en la habitación del ídolo nacional, esperando que este se asomara.  En un momento, Charly corriéndose acercó al balcón, se detuvo solo un segundo poniéndose al lado de ambos y saltó. ‘Lo volví a mirar a Gabriel y solo atine a decir se mató. Si se mató, me contestó’.

Lo que siguió ya es historia conocida. Charly nadando en medio de la pileta, acercándose para declarar ante los micrófonos de medios locales y nacionales que no podían creer que tenían el momento exacto en que el polémico músico se había tirado del noveno piso. Se piensa que cayó en la parte más profunda, de más de 2 metros y medio. Esa mañana, la etapa Say No More se había expresado en su máximo nivel. Acababa de escribir García una de sus historias más recordadas a la hora de los homenajes, y aunque ya pasaron 21 años, todavía está vigente en la retina de los fanáticos y amantes del rock.

Szereszevsky llegó a la orilla de la pileta, devastado física, psicológica y emocionalmente. Entre lagrimas le preguntó a su representado tomándolo de la cara: ‘¿qué hiciste hijo de puta?’. Charly lo miró y le dijo: ‘¿Sabés que? Decíle al Policía de Mendoza, que si es igual que yo, se tire del noveno piso’.

A la tarde noche, por fin camino al aeropuerto, Charly le empezó a dar forma a la letra que después formaría parte de Sinfonías para Adolescentes, el disco regreso de Sui Generis. El track quince reza entre sus versos: Estaba muy aburrido/en mi Mendoza Fatal/ dijo que me falta ahora/ solo aprender a volar. El estribillo del rabioso blues rock hace referencia al cruce con aquel policía que lo había degradado: Me tiré por vos/Tiráte ahora/me tiré por vos/ Tírala a la nona. 

El segundo fruto compositivo de todos esos episodios fue otro tema del disco del la vuelta del dúo. Noveno ‘B’ , en su letra es directa:  Me voy a tirar del noveno piso/ Me voy a tirar al mar/ Me voy a tirar sin pedir permiso/ Me voy a tirar igual.

La anécdota termina con la cuarta noche de reviente, fiel a su época oscura Say No More. A minutos de aterrizar en Aeroparque Charly se preguntó: ‘¿Hoy tocaba Joaquín Sabina, verdad’. Szereszevsky no lo podía creer. De todos modos su jefe ordenó, 'vamos al Luna Park', y allí fueron.

El show estaba en los aplausos, los músicos y el español saludaban al público y Charly irrumpió por atrás del escenario, tomó una guitarra y empezó a tocar y cantar ‘Me tiré por vos’. Sabina dio media vuelta sin entender, pero cuando se dio cuenta que estaba presente su amigo, ordenó a la banda tomar sus instrumentos y acompañar la repentina aparición de García.

Charly estuvo cuarenta minutos tocando el mismo tema. Los músicos y Sabina iban y venían de los camarines al escenario con un whisky. Sabina, quien concoce que para el músico ‘Su capricho es ley’ se moría de risa y acompaña, según relató el manager que vio como culminaban cuatro noches eternas y caóticas al lado de la estrella de rock argentina.

Días después de la aventura en la ‘Mendoza fatal’, Szereszevsky le preguntó a su jefe si no tenía miedo de haber saltado. García le contó que cuando era niño, su familia tenía una casa grande en la que había un tanque australiano de varios metros de altura, del que siempre saltaba. Cuando le preguntó porque había tirado el muñeco cinco minutos antes de saltar le contestó: ‘Para medir el viento, que te crees que soy boludo’.

 

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