OPINIÓN

Salud y educación al límite

La ocupación de camas en terapia intensiva sigue en ascenso. Mientras, se evalúa el futuro de la presencialidad escolar.
miércoles, 28 de abril de 2021 · 10:47

Aparentemente el viernes será el día crucial. Terminará la vigencia del último DNU de Alberto Fernández y en simultáneo se hará el anuncio de las nuevas medidas para seguir adelante, transitando la segunda ola de contagios. En ese paquete nuevamente entrarán en consideración las clases presenciales. Todo quedará sujeto a la evaluación que haga el Comité Covid 19 en la provincia, frente a la encrucijada que hasta los sindicatos reconocen: el daño irreparable de la educación en 2020 versus la sostenibilidad del sistema sanitario, al borde del colapso.

El foco parece estar puesto ahora en los estudiantes de nivel secundario. Extraoficialmente se habló de distanciarles al menos a ellos la concurrencia a las escuelas, manteniendo a los más pequeños con el ritmo actual. Por el momento sería una receta para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde la presencialidad se interrumpió por dos semanas para ver si se lograba aplanar la curva epidemiológica. No se consiguió. Argentina no logra descender de los 20.000 casos diarios y nuevamente este martes superó los 500 fallecidos. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la ocupación de terapia intensiva tanto pública como privada orilla el 90 por ciento.

En paralelo, el ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán, encendió la alerta sobre otro inconveniente que asoma en el corto plazo. Si no cede la cantidad de pacientes críticos, puede faltar el oxígeno. No da abasto la producción de ese insumo sanitario esencial.

El gobernador Sergio Uñac participó ayer de una reunión virtual convocada por Fernández y su cartera sanitaria, junto a otros mandatarios provinciales. Analizaron el cuadro de situación de cada jurisdicción. Mientras eso sucedía, se informaba oficialmente que San Juan alcanzó la cifra más alta de muertes por Coronavirus desde que empezó la segunda ola: siete fallecidos en el día. Además, se registraron 279 nuevos casos. Peligrosamente cerca de los 300, el siguiente escalón tras la meseta que puso a prueba el sistema.

Lo planteó el presidente del Colegio Médico, Mario Penizzotto, en Banda Ancha el lunes 12 de abril, hace dos semanas, y lo ratificó ayer el director de la Clínica El Castaño, Walter Stoermann, también en este medio: las terapias intensivas privadas están al límite. No solo por los pacientes Covid 19 sino también por los que requieren ese tipo de cuidados críticos por otras dolencias. Por eso Stoermann urgió a Salud Pública para apurar a las obras sociales y especialmente las prepagas top, que suelen demorar la cobertura para internaciones domiciliarias. 

La estrategia consiste en atender a los pacientes graves, sacarlos del riesgo de muerte en no más de 48 horas y, si están en condiciones de pasar a una sala común, que lo hagan directamente en sus hogares con la asistencia de sus sistemas de salud privados. Pero los papeles van a Buenos Aires y llegan a demorarse hasta 72 horas. O más incluso, si hay un fin de semana largo de por medio. Mientras tanto, se frena la liberación de camas en clínicas y sanatorios.

Las terapias intensivas de hospitales públicos tienen todavía margen, pero tuvieron que seguir creciendo en las últimas dos semanas. Y experimentaron también una duplicación en su tasa de ocupación, en el caso del Hospital Rawson. Lo dijo el subsecretario de Medicina Preventiva de la provincia, Matías Espejo, aquí en Canal 13. Valga esta mínima descripción para comprender la magnitud del momento. La tensión a la que está sometido el sistema. Y la necesidad imperiosa de reducir los contagios. La única receta conocida y efectiva para lograrlo es bajar la circulación en la vía pública.

En Mendoza el gobernador radical Rodolfo Suárez prohibió la nocturnidad desde las 23.30, generando un impacto negativo en el sector gastronómico. No le quedó otra alternativa e incluso se quedó a mitad de camino, mientras la oposición justicialista le exigía más restricciones. La provincia cuyana había superado los 1.200 casos diarios y sus hospitales pronto quedaron al borde del colapso. La peor hipótesis es la que se vio en otros países y que todavía no sucedió en Argentina: dejar morir a las personas porque no hay capacidad de respuesta.

En San Juan la responsabilidad nuevamente recaerá sobre Uñac y se apoyará en el diagnóstico que le eleve el Comité Covid 19. Nada hace suponer que venga en lo inmediato un cierre de clases presenciales. Pero los sindicatos ya abrieron la puerta a una medida de esa naturaleza. Este martes en Banda Ancha el secretario general de UDAP, Luis Lucero, dijo que están acompañando la presencialidad porque era una necesidad innegable. El daño educativo ocasionado por la pandemia en 2020 se pudo cuantificar: alrededor de un millón y medio de niños, niñas y adolescentes, se desvinculó del sistema en todo el país. Esto significa que abandonaron la escuela. No ha trascendido una estimación local.

Las dificultades están a la vista. Sin embargo, aún reconociendo la fragilidad educativa en la que cayó Argentina y también San Juan, nadie podría afirmar con total certeza que todo seguirá como hasta ahora, sin alteración. Dependerá del crecimiento de contagios y la necesidad de bajar la circulación en las calles. Para Lucero, el futuro se presenta incierto. Hay protocolos para reducir la presencialidad sin eliminarla de un día para el otro. Fueron elaborados por la cartera que conduce Nicolás Trotta y dieron su acuerdo los ministros de las 23 provincias más CABA. Pero la pandemia hará lo suyo y los papeles tendrán que acomodarse a cada instante.

 

JAQUE MATE