JAQUE MATE

Le gatillaron a la vicepresidenta y no pasó nada

No es adivinación, ni es pesimismo. Basta con poner las piezas sobre el tablero y prepararse para lo que viene.
lunes, 5 de septiembre de 2022 · 10:00

Los anglosajones, en particular los norteamericanos, tienen una expresión muy usada para figurar escenarios potenciales: 'What if?'. Una traducción sería: ¿Qué sucedería si pasara esto o aquello? La bala no salió el jueves por la noche, estando el arma a escasos 10 o 20 centímetros del rostro de la vicepresidenta. Fue extraordinario. Milagroso. ¿Y si hubiera salido? 

¿Acaso un magnicidio consumado hubiera callado las hipótesis conspirativas que dicen que todo fue un montaje para victimizar a Cristina cuando parece acorralada por la Justicia? ¿Acaso verla desplomarse en la calle ante la multitud hubiera bastado para dar crédito a la barbaridad que sucedió? Solo ensayar ese final trágico pone la piel de gallina. O debería, al menos.

Pero evidentemente hay amplios sectores dispuestos a seguir militando la incredulidad en todo aquello que lleve la 'K' por delante, aún ante la imagen de la Bersa calibre 32 gatillada contra la vicepresidenta de la Nación. Lo hizo desde la mediática diputada santafecina Amalia Granata hasta la concejala macrista de Pocito, Belén Barboza, el viernes pasado en Banda Ancha.

'Creo que es un factor más de distracción, que nos tienen acostumbrados los kirchneristas', dijo sin pudor la legisladora del PRO. 

Las sospechas de la concejala Barboza fueron conicidentes con el registro de la consultora Reputación Digital, que midió velozmente con aparatos de inteligencia artificial las posiciones vertidas en redes sociales tras el intento de asesinato contra la vicepresidenta. De todos los datos relevados, el más fuerte es que el 62,49 por ciento manifestó 'descreimiento', dejando en minoría a los que sí creyeron en la genuinidad de lo sucedido, con un 37,51%.

Está claro que las redes sociales no son la realidad. Son una versión de la realidad. Son maleables. Son susceptibles a generar microclimas. En redes sociales ganan notoriedad en trending topics figuras que luego van a las urnas y patinan sobre un puñado de votos. Pero esto no significa que pueda despreciarse el marketing digital. Tal vez ese sea el justo medio: son reglas de mercadeo adaptadas a la virtualidad. Hacen mella.

Uno de los inconvenientes del 'What if?' de los anglosajones es precisamente su imposibilidad de ser verificados. ¿Qué debería suceder para que fuese unánime el repudio al atentado, el estupor ante lo sucedido, la reflexión de que se cruzó un límite peligrosísimo para la democracia? Tristemente esa parece una batalla perdida.

El feriado nacional decretado por el presidente Alberto Fernández fue polémico desde lo social y desde lo económico. Por una vez, el jefe de Estado se ajustó a un texto escrito, a salvo de su verborragia que suele dejarlo mal parado. Dijo que el parate era para reflexionar y para que todos aquellos que quisieran, puedan manifestar su solidaridad con la vicepresidenta en las calles. Bastó para que se interpretara como echarle sal a la grieta. Habló de los discursos de odio, de la necesidad de bajarles el tono. Todo cayó en saco roto.

Lo que no dijo el presidente pero fue evidente, es que el feriado surgió como una medida forzada. Las marchas en apoyo a Cristina iban a suceder en todo el país. En medio de un clima tan inestable, tan combustible, cualquier mecha podía provocar un estallido. La medida preventiva fue sacar a la gente de la calle. Que solo saliera aquel que se identificara con la vicepresidenta. Nadie lo diría en estos términos, por supuesto.

Lo otro que hizo el presidente con el feriado discutible fue tender un puente bancario y financiero hasta el lunes. Abrir los mercados como si nada hubiera pasado, a pocas horas de que un asesino apuntara a la cabeza de la segunda autoridad del país, era dejar la economía a la deriva. Fue noticia internacional, lógicamente. En todos los idiomas se tradujo el atentado que conmovió a la Argentina. Cerrar todo el viernes mismo fue una decisión razonable ante la tempestad.

Mientras tanto, en la reunión de gabinete convocada por Sergio Uñac el viernes se respiró una honda preocupación. Por supuesto, hubo gestos de consternación por el brutal atentado. Pero también por las derivaciones políticas y económicas todavía impredecibles.

En esa mirada coincidieron dos altas figuras del gabinete, que participaron del encuentro. La crispación llegó a un límite. Por eso el mensaje de Uñac hacia afuera fue preservar la paz social. Ese activo intangible pende de un hilo.

El Frente de Todos se abroqueló en torno de Cristina, pero hubo un llamado hacia toda la oposición para defender la institución Vicepresidencia de la Nación, que trasciende los nombres propios. Es una causa de la democracia y la república, que tantas veces se utilizó en los discursos políticos de campaña. Bueno, llegó la hora de verificar en los hechos hasta dónde llega ese compromiso.

El vicegobernador Roberto Gattoni consiguió la firma de todos los presidentes de bloque de la Legislatura para manifestar su 'más enérgico repudio al intento de magnicidio'. Uñac, a través del ministro de Gobierno, Alberto Hensel, intentaba una foto con los principales líderes políticos de la provincia para mandar un fuerte mensaje transversal de convivencia.

Sin embargo, ni siquiera la delicadísima situación bastó para apaciguar la interna del peronismo. Nuevamente hubo manifestaciones por separado. José Luis Gioja encabezó la marcha en la Plaza 25 de Mayo a las 12 del mediodía del viernes, mientras Uñac se reunió con intendentes y dirigentes del resto del Frente de Todos en el salón del Sindicato de Estaciones de Servicio (Suoes) a las 13.

Esta semana la concordia transitoria se hará pedazos cuando el miércoles en sesión especial la Legislatura trate la primera parte de la reforma electoral. Habrá pataleo opositor y nuevamente acusaciones de lesionar la democracia. El estupor por el intento de asesinato sufrido por Cristina habrá pasado a un segundo plano. Y el tablero habrá quedado más dividido que nunca.

No es adivinación, ni es pesimismo. Basta con poner las piezas sobre el tablero y prepararse para lo que viene. En Argentina le apuntaron con un arma a la vicepresidenta y aquí no pasó nada.


JAQUE MATE